Juan Carlos Naranjo desarrolla su trabajo a través de una figuración de pincelada suelta con ciertos aires románticos de ejecutoria preciosista en la que incorpora grandes dosis de simbolismo y referentes contemporáneos, destacando su preocupación por la luminosidad de las escenas que nos muestra. Con ellos trata de relacionar aspectos de la historia del arte con la sociedad actual, recrear mundos reales desde una óptica ficticia, reflejar el enfrentamiento entre la vuelta a lo natural y un mundo en el que se acelera la destrucción de la naturaleza.
De la naturaleza, y de las iniciativas que buscan el verdadero progreso, amenazado por un conformismo, y por decenas de ganapanes que, sin aportar nada a la sociedad, viven de ella. ‘Disparates’ durante décadas consentidos… porque hay una mayoría silenciosa ante minorías untadas y serviles que gritan como dueños de vidas y haciendas.
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