Ellen Kooi

1962, Leeuwarden, Holanda. Vive y trabaja en Haarlem, Holanda
Ellen Kooi utiliza un paisaje perfecto para producir imágenes oníricas. Recurre al paisaje holandés para crear lugares donde ocurren acontecimientos ambiguos e inexplicables. Estas imágenes sugieren emociones abstractas y tienen un toque hábil y ligero que le concede un poder inescrutable a su obra. Kooi proyecta exactamente lo que quiere y lo que debe hacer de antemano. Hace dibujos preparatorios y trabaja con sus modelos, como un director de cine, diseñando las localizaciones y la iluminación y colocándolos en el paisaje. Y en cambio, a pesar de su tamaño y del intrincado método de producción que esconden estas obras fotográficas, Kooi consigue mantener en cada pieza la sorpresa y la espontaneidad de una instantánea, lo cual contribuye a la sensación de distanciamiento y ansiedad que las anima. Con la ayuda de un gran angular deformante, juega con la perspectiva mientras representa a personajes separados que al parecer ha pillado "in fraganti". No obstante, siempre ocurre algo imprevisto que le otorga una presencia extraordinaria a la fotografía. Ellen Kooi nos presenta un mundo en el que lo habitual se desliza silenciosamente hacia lo fantástico.

A partir de una especie de necesidad de enfrentar realidad e imaginación, intenta representar lo imaginario dentro de lo real. Pero Kooi hace un uso selectivo de la realidad, infundiendo sus escenas con profundidad psicológica y quizás con una observación pesimista sobre la cultura. Mientras sostiene ante nosotros el paisaje ideal, sus personajes y sus misteriosas acciones parecen consumidos en algo que podría socavar ese ideal. Así, sus paisajes tratan tanto de la belleza como de la desorientación. En cambio, estas referencias y contradicciones quedan equilibradas en las fotografías. Kooi busca y encuentra un equilibrio entre belleza y romanticismo, teatro y dirección teatral. Los resultados de ese intento son enigmáticas fotografías que nos inducen, una y otra vez, a reflexionar sobre lo que significan, pues la idea central de estos paisajes siempre gira alrededor de las personas. Personas en movimiento, su lenguaje corporal, su soledad, su vulnerabilidad y su relación con el entorno: todos estos elementos constituyen el eje central de su obra. Así, sus fotografías son sorprendentes, intrigantes e incluso memorables. Algunas pueden resultar inquietantes y otras bastante artificiales. Nos encontremos con el caso que nos encontremos, las fotografías de Kooi siempre nos invitan a entrar en ese mundo suyo que oscila entre el sueño y la realidad.

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