Manuel Rivera



Manuel Rivera (Granada, 1928 - Madrid, 1995) es un pintor español. Inicia sus estudios artísticos en su ciudad natal y los continúa en Sevilla. Comienza a pintar apoyándose en el arte figurativo, especialmente el retrato, y desemboca en la abstracción utilizando la tela metálica como soporte.
En 1957 funda en Madrid junto con los artistas Antonio Saura,Manuel Millares, Rafael Conogar, Luis Feito, Antonio Suárez, Juana Francés y Pablo Serrano, y los críticos Manuel Conde y José Ayllón, el famoso grupo El Paso, Grupo que supone una ruptura revolucionaria en la pintura española de posquerra.
En su obra figuran varias series, como la "Metamorfosis", en homenaje a F.Kafka, y "Los Espejos" con planteamientos constructivistas. En 1981 reciba la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes y en 1984 es nombrado miembro de la Real Academia de San Fernando.
Grupo El Paso
El Paso se funda en Madrid en 1957 y reúne las figuras clave del arte español de la segunda mitad del siglo XX. En la obra de los artistas de este grupo se suceden elementos de procedencias diversas, que incluso podrían inducir a lecturas paradójicas y contradictorias. Por un lado se hace evidente la capacidad del arte español para establecer sintonías con diversas opciones plásticas vigentes en el panorama artístico europeo y norteamericano ( por ejemplo, las encarnadas por Jackson Pollock, Kline, Rothco, De Kooning, Hartung, Wols, Michaux, Burri, Mathieu y tantos otros). Por otro, reviven en cada uno sus raíces culturales propias. Las propuestas de cada uno de los artistas de El Paso abrirán un amplio abanico de referentes poético-visuales capaces de ramificarse y entretejerse a través del basto universo del informalismo español e internacional. Puede decirse que apartir de la existencia del grupo, el arte español habrá modificado sensiblemente su rumbo.
Cuando Manuel solo tenía nueve años estalla la Guerra Civil española. Al poco de terminar el conflicto, fallece la madre del artista, acontecimiento que marcará de forma irremediable no sólo su vida, sino tmabién su trayectoria, ya que su obra se tornará melancólica e introspectiva. Después de haber estudiado en la escuela de artes y oficios de su ciudad natal, Manuel Rivera completará su formación el la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla. Allí será donde conozca a su compañera de vida, Mary Navarro.
En 1953, el Instituto de la Cultura Hispánica, le invita a participar en el Curso internacional de Arte Abstracto celebrado en la Universidad Internacional Méndez y Pelayo de Santander. En el transcurso de las actividades que allí tuvieron lugar, Manuel tuvo la oportunidad de conocer a numerosos artistas y críticos de arte. Entonces Manuel comienza a sentirse acorde con su tiempo y empieza a realizar sus series abstractas, como la que se titula "Albaicines".
Al año siguiente el artista se traslada a Madrid. Su participación en las ediciones de la Bienal de Hispanoamérica refuerzan el peso de su nombre.
En 1956, Rivera viaja a París donde toma contacto con el arte contemporáneo de su tiempo, a la vez que busca su propio lenguaje:
Había intentado depurar los medios de expresión pictóricos hasta cercarlos al límite, desembocando en el exiguo lenguaje de la bicromía del blanco y negro. Según cuentan quienes entonces estuvieron junto a él, llegó a romper físicamente el lienzo, buscando que aquellos mensajes en blanco y negro se iluminaran desde la profindidad de un espacio tangible. ¿Era otra vez el niño que agujereaba el papel esperando un milagro? ¿Era el magnetismo de aquella dramática poesía que se iluminaba en los fotogramas del cine de Igmar Bergman? ¿Era esa anhelada esperiencia del 'a otro lado' que aparece como una desasosegante urgencia en los relatos de Kafka?...
El reflejo del tranvía eléctrico ponía franjas de luz en el techo de la habitación y la parte superior de los muebles; pero abajo, donde estaba Gregorio, reinaba la oscuridad. Lenta y todavía torpemente, tanteando con sus tentáculos, cuyo valor entonces comprendió, deslizose hasta la puerta para ver lo que había ocurrido."
(F. Kafka, "La metamorfosis")
Manuel Rivera descubre en este momento la tela metálica:
Compré un rollo de tela metálica, lo llevé al estudio, lo contemplé durante días, y casi a ciegas comencé a trabajar sobre él. En ese momento comenzó mi aventura. Menuel Rivera. Testimonio recogido por Marisa Rivera Navarro.
Cuando en 1957 se integra en el grupo El Paso, su trayectoria se marcará de forma sustancial. Empieza a ser conocido tanto nacional como internacionalmente. El artista granadino se muestra acorde con su grupo y muestra una doble condición, internacinal y castiza. Apuesta por una abstracción cargada con tintes expresivos y concede gran inportancia a la identidad abrupta de lo matérico.
A partir de este momento se produce una consolidación de la expresión plástica de Rivera. Ya desde 1956, el artista comienza a moverse dentro de la experimentación tangible de la materia. Las posibilidades de ofrecer un tacto real, significan la apropiación poética del espacio físico. Pero su lenguaje acapara también los principios básicos del movimiento y la luz dependiendo de cómo se sitúe el espectador frente a la obra.
Esto supone que quien contempla la obra deja de ser simplemente un observador, y se transforma en sujeto activo. Aquí radica un rasgo fundamental en la obra que produce Rivera a partir de este momento. En algo como lo que cifraba Delacroix, en una página de su diario de 1850, lo esencial del hecho artístico:
Me he dicho cien veces que la pintura, la pintura material, no era más que el pretexto, un puente entre el espíritu del pintor y el del espectador
Manuel se mantiene en el grupo hasta su disolución en 1960.
Su presencia en galerías y museos se va haciendo cada vez más intensa y sus obras se ven inscritas en el discurso universal del arte contemporáneo.

La tela metálica acabaría desmaterializándose y deshaciéndose en brazos del aire, la luz y sus efectos. Comenzó a trabajar realizando obras sobre un solo plano, a modo de collage, mallas metálicas sujetas por un bastidor de hierro. Comprueba admirado que en este soporte tiene cabida el espacio y la luz. Pronto empieza a dejar espacios entre las telas metálicas, consiguiendo así ciertas vibraciones e irisaciones que fueron el principio de toda su producción posterior. Este hallazgo le permitirá trabajar más cerca de la luz y el espacio.
En Sao Paulo tienen una clamorosa aceptación, así que en 1958 es nuevamente seleccionado para la Bienal de Venecia. Llegaron entonces la fama creciente y el interés de los galeristas más importantes.
Fue una composición de la seria de "Metamorfosis", realizada en 1959, la primera obra realizada sobre un tablero de madera que sujetó las telas metálicas. El tablero servía de soporte para fijar las tramas. Sobre él, apoyaba unos pivotes de hierro que le servían de sujección. Este soporte le acompañará siempre. En ocasiones las mallas metálicas también pueden colgar del bastidor. Su obra cobra un aspecto diferente en ausencia del tablero, el espacio se hace más corpóreo. Las telas metálicas que envía a a Bienal de Venecia, regresan ligeramente oxidadas por la humedad, lo que da pie a un encuentro fortuito con el color.
Desde la austeridad anterior, el color irá conquistando la sombras a partir de los sesenta. El pintor comenzará a utilizar el mismo sistema de veladuras que los pintores venecianos del siglo XVI. Y con la luz comenzó a formar grandes masas, que junto con el color creaban unas ondas y vibraciones de gran intensidad. Así su obra iba adquiriendo un carácter más constructivo, al superponer las mallas metálicas que iban creando volúmenes diversos en el espacio.
Nacían los primeros "Espejos" en 1964, espacios mágicos llenos de movimiento.
La investigación sobre los espacios físicos y espirituales, el universo metafísico, volvió a aparecer en 1974 a través de las imágenes y formas de los "Mandala", representación de las formas cósmicas e instrumentos de meditación.
En 1977, rompe bruscamente con el lirismo anterior. Introdujo en las telas metálicas elementos que emplearía desde entonces, tales como collares erizados de puntas mortales, bocados de caballo, enganches herrumbosos y alambradas zurciendo heridas.
Más adelante el despliegue oscuro de los "Espejos heridos" y "Espejos rotos" de los último ochenta. A mediados de los ochenta, entra en el periodo más escultórico de su producción. El juego de espacios se alejó del plano y los límites cobraron un nuevo sentido. Las formas sales fuera del tablero.
Manuel Rivera ha sido un artista en actividad experimental constante hasta sus últimos días. En 1994, probaba nuevas esculturas, realizando los "Transparentes". Surgían los tablex de colores desbocados.

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