Luis Fega


Pintor español. De formación autodidacta, expone por primera vez en 1976 en el Círculo Mercantil de Santiago de Compostela. En 1983 obtiene una beca para artistas jóvenes del Ministerio de Cultura y en 1987 otra del Principado de Asturias. En los años ochenta sus pinturas se articulan mediante sobrias formas y un apagado cromatismo, como vemos en la serie Arquitecturas antiguas, fruto del recuerdo de las construcciones prerrománicas de su tierra. La temática de su obra es muy variada: desde paisajes, principalmente del norte y centro de España, hasta los asuntos mitológicos, pasando por las citadas arquitectura antiguas, cabezas... realizados todos ellos con la peculiar gama sombría que le identifica. Evoluciona hacia una mayor depuración de las formas y las composiciones, en las que ahora predominan los tonos ocres. Ha participado en las ediciones de Arco de 1988, 90 y 91 así como en numerosas exposiciones colectivas, entre las que cabe citar “VI Salón de los 16” (1986) en el Museo Español de Arte Contemporaneo.

Durante los últimos años, Luis Fega, como en una traducción tridimensional del carácter compartimentado, estructurado y violado de sus composiciones, ha procedido al desarrollo particular de una cierta forma de bricolaje. Si la pintura es el espacio privilegiado de la experimentación de Fega, sus recientes investigaciones plásticas le han conducido al trabajo en tres dimensiones, para el que se sirve de fragmentos de materiales heterogéneos que ensambla y sobre los que finalmente se pronuncia con sus brochas. Esto le permite afirmar tridimensionalmente la forma de estructurar sus composiciones pictóricas. Si bien anunciada con una pequeña serie de ensamblajes de reducidas dimensiones que presentó en una exposición madrileña en 2002 (en la galería May Moré), el desarrollo de esta práctica alcanzó unas peculiaridades sobresalientes en un cuerpo de obras que denominó “todo es parte” y que presentó en abril de 2003 en una exposición homónima. Acaso la característica más notable sea que para sus obras Fega se sirvió únicamente de los materiales que encontró en el interior de las dependencias del espacio en el que la obra se iba a exponer (Centro Municipal de Cultura de Alcorcón, Madrid), una práctica que ha realizado, por ejemplo, habitualmente para sus instalaciones el artista alemán Reinhard Mucha (Dusseldorf, 1950), quien configura enormes esculturas mediante el ensamblaje del mobiliario y otros materiales recolectados del interior de las mismas sedes en que se expondrán sus obras. Luis Fega trabajó en estos ensamblajes durante diecisiete días. Una tarea que le llevó a romper la bidimensionalidad del soporte para exceder los límites de su reflexión sobre los propios límites. Si, como anunciaba el título de la exposición, “todo es parte”, nada basta. Los materiales de los que se valió para su afirmación creativa constituían fragmentos, desechos de madera, telas y cristales satinados, traslúcidos, que no transparentes, que empleaba al modo de las veladuras que abundan en su pintura. Mediante aquellas ruinas, Fega se rendía a las particularidades de una biografía. Un encuentro, una alteridad que sólo, como siempre, es penetrable desde la humildad. “El tiempo hace las funciones de un ayudante de taller, con la ventaja añadida de que en vez de trabajar como aprendiz, lo hace como maestro”, afirmó Luis Fega al respecto. La sencillez y la sensibilidad de esta declaración servirían por sí solas para disipar la ilusión de impostura alguna en la obra de este maestro.



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