Esteban Vicente

Esteban Vicente nace en 1903 en Turégano (Segovia).
En 1921 ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando formándose como pintor. En Madrid se relaciona con escritores y artistas como García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Alberti, Luis Buñuel, Juan Bonafé, Bores y publica sus primeros dibujos en dos revistas literarias. En 1929 se traslada a París y conoce, entre otros, a Picasso, Dufy y Max Ernst. En 1936 viaja a Nueva York, y tras un breve periodo de actividad al servicio de la República, entra de lleno en el mundo plástico de la metrópoli. En 1940 se nacionaliza norteamericano y en esta década entra en contacto con el Expresionismo Abstracto, entablando amistad con los miembros de la Escuela de Nueva York: Rothko, De Kooning, Pollock, Kline y Newman, así como con los críticos Harold Rosenberg y Thomas B. Hess. Es seleccionado para las exposiciones más significativas del período: "New Talents 1950" y "9th Street".
Enseña las principales escuelas de arte y en importantes universidades como el Black Mountain School, al lado de Merce Cunningham y John Cage y en la New York Studio School of Drawing, Painting and Sculpture, de la que es miembro fundador. Recibe algunos de los galardones más prestigiosos que se conceden a un artista plástico en los Estados Unidos, y sus obras se encuentran en el Metropolitan Museum of Art, el Museum of Modern Art, el Whitney Museum of American Art, el Guggenheim, etc. El 11 de enero de 2001, poco antes de cumplir los 98 años, Esteban Vicente fallece en su casa de Bridgehampton (Long Island). En 1991 recibe la Medalla de Oro de las Bellas Artes. En 1998 se le concede el Premio de las Artes, se inaugura en el Museo Nacional de Centro de Arte Reina Sofía una exposición antológica y, en Segovia,  se abre el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente. En 1999 recibe la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio y se inaugura una sala permanente dedicada a él en el Museo Reina Sofía.

En Nueva York, su talento y percepción le lleva al germen de un movimiento que sembrará de rechazo y pasión el mundo: el expresionismo abstracto. La Escuela de Nueva York da respuesta a un mundo cuyo legado, tras dos horribles guerras mundiales, es la capacidad de destruirse por las armas nucleares. El surrealismo, el cubismo... ya ningún concepto sirve si no es la absoluta libertad. O el color lo es todo, o no es nada. Los formatos disparan su volumen hasta ocupar toda una sala como en el caso de Rothko. Pollock da un patada al caballete y derrama en pintura su alma torturada en el suelo en bellísimos laberintos.

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