Mari Puri Herrero nace en Bilbao, 1942 es una pintora y grabadora vasca. Uno de los artistas vivos más renombrados de la escena vasca, se mantiene en activo tras más de cuatro décadas de carrera.
Mari Puri Herrero optó desde el principio por el arte figurativo, delatando deudas con viejos maestros como Goya. Ello la diferencia de la corriente más conocida del arte vasco, marcada por la abstracción y el esquematismo geométrico: la de Jorge Oteiza, Eduardo Chillida, Agustín Ibarrola, Néstor Basterretxea, etc. Por sus figuras reposadas y el colorido suave, se puede emparentar a Herrero con Carmen Laffón, aunque da mayor protagonismo a la figura humana. Sus personajes mofletudos y de rasgos anticlásicos aportan toques humorísticos y ambiguos a un Realismo mágico que permite múltiples lecturas. Expuso por primera vez en 1963
Los temas más habituales de Herrero son figuras en paisajes e interiores. Al contrario que otros pintores vascos, Herrero opta por argumentos poéticos y literarios más universales, y no cae en el tópico de «lo vasco». Sus personajes son hombres trajeados y figuras con ropajes atemporales, vagamente antiguos. Aunque en un primer vistazo sus obras se pueden etiquetar de amables o reposadas, muchas incluyen rasgos inquietantes: presencias furtivas, sonrisas ambiguas... Es recurrente la aparición de personajes con corbata, para los cuales no es fácil buscar un significado único. Árboles y pájaros son también muy frecuentes en su pintura.
Los temas más habituales de Herrero son figuras en paisajes e interiores. Al contrario que otros pintores vascos, Herrero opta por argumentos poéticos y literarios más universales, y no cae en el tópico de «lo vasco». Sus personajes son hombres trajeados y figuras con ropajes atemporales, vagamente antiguos. Aunque en un primer vistazo sus obras se pueden etiquetar de amables o reposadas, muchas incluyen rasgos inquietantes: presencias furtivas, sonrisas ambiguas... Es recurrente la aparición de personajes con corbata, para los cuales no es fácil buscar un significado único. Árboles y pájaros son también muy frecuentes en su pintura.
A grandes rasgos, el estilo de Herrero ha evolucionado, a lo largo de cuarenta años, de una figuración sólida, de colores saturados y perfiles cerrados, a otra más ligera, de pincelada suelta y mayor luminosidad. Su producción juvenil (Paisaje con silla y máscaras, 1966) se caracteriza por una paleta un tanto oscura, de verdes y azules en pinceladas lisas. Recuerda a los simbolistas y a ciertas obras de Munch y Gauguin. En otras pinturas, Herrero emplea trazos más gestuales y tonos más contrastados, que pueden recordar a James Ensor. Ya en los años 80-90, se impone la influencia de Renoir, Pissarro y Bonnard, con una renovada presencia de verdes y azules en toques más ligeros y vibrantes. Los tonos cálidos se reducen habitualmente a dorados y rosas, aplicados en áreas localizadas y sin estridencias.
La faceta de Mari Puri Herrero como grabadora es muy destacable. Sus primeros tanteos, en los años 60, fueron xilografías que por su rotundidad se aproximaban a Durero y al Expresionismo alemán.
En la década siguiente, Herrero se centró en el aguafuerte, y es creciente la influencia de Goya. Ejemplo sobresaliente de ello es la gran estampa Comedor, de 1979, relacionada con dos cuadros (Museo de Bellas Artes de Bilbao y Museo de Arte e Historia de Durango). Herrero ha supervisado, además, impresiones de viejas planchas de Ricardo Baroja, y entre sus discípulos se cuenta a Baroja Collet.
Su última producción grabada, al igual que la pictórica, se mueve en una figuración menos delineada, de contornos más evanescentes y un mayor interés por las texturas. En colaboración con el taller Beittu Art, Herrero se ha adentrado en otra técnica más: la serigrafía.
Su producción pictórica más reciente se plasma en lienzos de diversos formatos, que inciden en el tema del paisaje, con frondosos árboles. En enero de 2006, al mostrar su última producción en Bilbao, Herrero declaró que pintaba con renovados bríos y una redoblada apuesta por el color; como Tiziano y Renoir, aplica los pigmentos directamente en el lienzo, sin laboriosas mezclas previas.
Herrero está presente en los más importantes museos vascos. El Museo de Bellas Artes de Bilbao posee un variado fondo suyo, con lienzos de gran formato pertenecientes a diversas etapas. Hacia 2002 adquirió al menos dos de su producción reciente: un interior abierto al Arenal (1999) y un parque con transeúntes (h. 2002), ambos incluidos en una exposición colectiva de nuevas adquisiciones de dicho museo (diciembre de 2007).
Un lienzo de esta pintora fue elegido por el Senado de España como regalo institucional para el Príncipe Felipe de Borbón y Doña Letizia Ortiz con motivo de sus nupcias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario